2 Corintios
13: 5
13:5
Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O
no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que
estéis reprobados?
En la primera parte analizamos que la salvación es un regalo de Dios que no se recibe ni se gana por buenas obras o por pura fe, sino por un arrepentimiento y una fe en Cristo.
El arrepentimiento y la fe en Cristo es el único medio para alcanzar la Gracia, que consiste en recibir el Don del Espíritu de Dios, que nos lleva a vivir una vida según el Espíritu y no según la carne.
Para ello nuestro texto clave para comprender la salvación es:
Romanos
8:1 Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Recordemos lo que dice Gálatas:
Gálatas
5:19 Y manifiestas son las obras de la carne,
que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
5:20 idolatrías,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías,
5:21 envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las
cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios.
Palabra clave “practicar”.
Pablo es tan claro que
les dice a los gálatas que los creyentes que practiquen tales cosas no
heredaran el reino de los cielos. Muchos
piensan que la gracia es casi como una inmunidad, donde se puede ser
practicante del pecado y ser salvo por la fe.
Pero lo correcto es que la gracia te debe de llevar a ser libre de la
esclavitud de las obras de la carne.
Que es vivir según el
Espíritu.
Gálatas.
5:22 Mas el fruto del
Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
5:23 mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley.
5:24 Pero los que son
de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Ósea han renunciado a
la carne.
Por lo tanto al estar
en la gracia yo comienzo a vivir conforme a los frutos del Espíritu y comienzo
hacer morir las obras de la carne en un proceso que no es de la noche a la
mañana.
¿Qué es ser un pecador
y que es ser un practicante del pecado?
Primero debemos
reconocer en las enseñanzas apostólicas que el nuevo nacimiento lleva a un
despojo de la práctica del pecado, veamos algunos ejemplos:
Colosenses 3: 5 al 9.
3:5 Haced morir, pues, lo terrenal en
vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y
avaricia, que es idolatría;
3:6 cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de
desobediencia,
3:7 en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en
ellas.
3:8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia,
blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.
3:9 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con
sus hechos,
Santiago 1: 12
al 15 y 21
1:12 Bienaventurado el
varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba,
recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
1:13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque
Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;
1:14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraído y seducido.
1:15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado;
y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
1:21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid
con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
Romanos 8:13
8:13 porque si vivís conforme a la
carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne,
viviréis. (una vida de fe)
Gálatas 6: 7 y 8.
6:7 No os engañéis; Dios no puede
ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
6:8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el
que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
1 Juan 3: 8 y 9
3:8 El que practica el pecado es
del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el
Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente
de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
1 Pedro 4: 1 al 4
4:1 Puesto que Cristo ha padecido
por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues
quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado,
4:2 para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las
concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.
4:3 Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles,
andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y
abominables idolatrías.
4:4 A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el
mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;
Todos estos textos no
hablan de una santidad opcional, sino más bien de un síntoma de salvación. Y también nos hablan de una liberación de la
práctica del pecado, cosa que no sucedía con la Ley de Dios. Donde la persona
aun queriendo sujetarse a la Ley de Dios no podía por ser
carnal. Pero al recibir la Gracia se puede obedecer a Dios.
Cristo nuestro
libertador, nos libera de la ley del pecado o de la práctica del pecado.
Romanos 7: 14 al 25 Romanos 8: 1 al 7
7:14 Porque sabemos que la ley es
espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.
7:15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo
que aborrezco, eso hago.
7:16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
7:17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en
mí.
7:18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer
el bien está en mí, pero no el hacerlo.
7:19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso
hago.
7:20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en
mí.
7:21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en
mí.
7:22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
7:23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi
mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis
miembros.
7:24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
7:25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la
mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Hasta aquí, la carta a los Romanos nos habla de las dos leyes que existen en las personas que conocen la voluntad de Dios (la Ley), pero no la pueden cumplir por la ley de pecado que vive y domina sus miembros.
Capítulo 8
8:1 Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu.
8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley
del pecado y de la muerte.
8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne,
Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne;
8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los
que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
8:6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es
vida y paz.
8:7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no
se sujetan a la ley
Las falsas doctrinas que pueden llegar a dominar algunas denominaciones Evengelicas, pueden llevar a creer al creyente que aun viviendo según la carne es salvo por su fe. Pero tales doctrinas son falsas. El creyente debe de experimentar una liberación de los hábitos pecaminosos que lo han dominado a lo largo de su vida.
No es lo mismo que un creyente mienta, su mentira es un pecado sin duda, pero hay que tener en cuenta la diferencia con una persona que miente constantemente, que es un esclavo de la mentira, que no puede dejar de mentir y que aun miente sin necesidad de mentir. No es lo mismo un creyente que cometió adulterio, pero ante tal acto se siente arrepentido, a uno que no solo comente adulterio, sino que vive en el adulterio constante y sin arrepentimiento.
Ser un practicante del pecado es una persona que constante mente comete el mismo pecado sistemáticamente y sin poder liberarse de él, aun cuando lo dese.
Un nacido de nuevo es un pecador puede caer en el erro de cometer cualquier pecado, mas no es esclavo de dicho pecado. Pero un in converso es un practicante del pecado sin arrepentimiento, con una consciencia cauterizada.
Un "recién nacido de nuevo" (nuevo creyente) puede ser aun esclavo del pecado, pero va por un proceso de liberación por el arrepentimiento y la fe.
Si tu eres una persona que quieres ser libre de algún habito pecaminoso que esta destruyendo tu vida, y por mas que quiere no puedes liberarte de él. Yo te invito a que conozcas el evangelio anunciado por los apóstoles y conozcas a Cristo, no desde una religión sino por un encuentro por medio del arrepentimiento y la confianza en Cristo, de que el te salvara y te liberará de esos hábitos que están destruyendo tu vida.
Pero si tu eres un evangélico que se dice creyente, pero eres un practicante del pecado y vives según la carne, y te engañas a ti mismo creyéndote salvo por la pura fe. Mejor analiza la doctrina apostólica y examina tu fe.