Ahora analizaremos lo que la Biblia enseña sobre nuestro Universo y veremos como sus verdades superan al descubrimiento humanos en tiempo y exactitud.
En el150 a .C. aproximadamente, el astrónomo Hipaco declaró haber contado 1,026 estrellas. Alrededor del 150 d.C. Ptolomeo contó la cifra del 1,056. En el 1575 d.C. el astrónomo danés Tycho Brahé sugirió la cifra de 777 estrellas. En el 1600 d.C., el astrónomo alemán Johannes Kepler, publico el número de estrellas en 1,005. por supuesto hoy en día con la tecnología las cifras han cambiado mucho. El astrónomo de la Univ. De Cornell. Carl Sagan, una vez sugirió que se han documentado 25 sextillones de estrellas. Pero la Biblia en Génesis 22:17 y Jeremías 33:22 señalan que las estrellas de los cielos son demasiado numerosas como para ser contadas. ¿Cómo lo supieron Moisés o Jeremías? o ¿Quién se los dijo antes del avance de la ciencia?
El ser humano desde antes y después de Cristo, consideró el número de estrellas por lo que sus ojos le permitían ver, se guió por la razón, pero la razón no basta para conocer la verdad. Se requería de la tecnología para saber y descubrir que las estrellas son tan numerosas como las arenas del mar.
Génesis 22:17 de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar.
La Biblia deja en claro con estos textos de que las estrellas del cielo y las arenas del mar son similares en numero. Este conocimiento sin la tecnología del telescopio era imposible de saber, ni los sumerios, ni los babilónicos, ni los chinos o mayas lo conocían. Fue la Biblia donde por primera vez en la historia de la humanidad se da a conocer dicha verdad. La verdad es que el número de estrellas es incontable, tal y como la Biblia ya lo enseñaba mucho antes de que se desarrollara la cultura griega y miles de años antes que los telescopios surgieran.
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El ser humano desde antes y después de Cristo, consideró el número de estrellas por lo que sus ojos le permitían ver, se guió por la razón, pero la razón no basta para conocer la verdad. Se requería de la tecnología para saber y descubrir que las estrellas son tan numerosas como las arenas del mar.
Génesis 22:17 de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar.
Jeremías 33:22 Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del mar se puede medir, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo
La Biblia deja en claro con estos textos de que las estrellas del cielo y las arenas del mar son similares en numero. Este conocimiento sin la tecnología del telescopio era imposible de saber, ni los sumerios, ni los babilónicos, ni los chinos o mayas lo conocían. Fue la Biblia donde por primera vez en la historia de la humanidad se da a conocer dicha verdad. La verdad es que el número de estrellas es incontable, tal y como la Biblia ya lo enseñaba mucho antes de que se desarrollara la cultura griega y miles de años antes que los telescopios surgieran.
Ahora nuestro planeta.
Observe las siguientes ejemplos, de cómo la Biblia se refiere a nuestro mundo: “Hay Uno que mora (Dios) por encima del circulo de la tierra”. (Isaías 40:22) El término hebreo que utilizó Isaías para círculo es la palabra khug, que indica algo esférico o redondo. Ahora leemos de Job: “(Dios) está extendiendo el norte sobre el lugar vació, colgando la tierra sobre nada”, (Job 26:7.) En esas épocas mucha gente creía que la Tierra era plana o que estaba sostenida sobre algo o alguien. En Asia se creía que la tierra estaba sobre cuatro elefantes que a su vez se apoyaban en una tortuga, los griegos creían que Atlas sostenía a un mundo plano, sin embargo la Biblia ya nos hablaba sobre la redondez del la Tierra y que flotaba en la nada.
La Biblia no es un libro de ciencia, es un libro donde nos habla sobre las verdades que al hombre le deberían interesarle en cuestión existencial, pero aun así, lo poco que habla la Biblia sobre nuestro mundo natural, es con una exactitud, que queda descartada la autoría humana de este Sagrado Libro, tomando en cuenta que fue escrito en Israel la cual nunca fue famosa por tener Universidades o desarrollar ciencia.
Otra reflexión que debemos tomar en cuenta, es que estas verdades jamás fueron promovidas por la Iglesia, ni aún en los siglos de la razón, demostrando total ignorancia de las Escrituras y de su apego a una tradición muerta y sin verdades.
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