Luigi Galvani nació en Bolonia en 1737. Comenzó los estudios de teología que abandonó más tarde por los de medicina, persuadido por su familia, en 1755. Se graduó en 1759 en medicina y filosofía, como era habitual entonces. Tuvo como maestros a Jacopo Bartolomeo Beccari y Domenico Galeazzi.
Sin embargo, las contribuciones por la que es conocido se relacionan con la electricidad. La década de los años setenta supuso para él el interés por la fisiología del sistema nervioso y muscular. En 1772 presentó una comunicación al Istituto delle Scienze sobre la irritabilidad halleriana y, poco después, sobre los movimientos musculares de las patas de la rana. En 1774 leyó un artículo sobre el efecto de los opiáceos en los nervios de las ranas. Esto le llevó a investigar la estimulación de nervios y músculos en estos animales. Así, a comienzos de los ochenta, comenzó una larga serie de investigaciones sobre las respuestas obtenidas por la electricidad estática en las ranas.
Pero su error fue cuando una noche colgó una hilera de ranas sobre el cerco de hierro de su jardín. El científico se sorprendió al ver que los animales empezaron a temblar y creó su teoría de la “electricidad animal” afirmando que el tejido biológico de las ranas generaba una corriente eléctrica propia. La verdad es que el movimiento se debía a que Luigi las tocaba con unas tijeras metálicas durante una tormenta eléctrica.
Tomado del Internet.
Esto no es con el fin de desacreditar a la ciencia ni a los científicos, sino entender que la ciencia esta basada en interpretaciones, dichas interpretaciones las hacen falible y manipulable, pero esto no es lo peor de todo, sino que a nosotros no la presentan infalible y exacta, y ¡nosotros no la creemos!
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